Iniciando el camino de la producción en vivero

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La restauración de bosques es una tarea que presenta desafíos en cada uno de sus múltiples aspectos y al abordar el aspecto ecológico debemos evaluar algunos puntos importantes. 

Cuando decidimos reforestar en una determinada área geográfica es ideal que se elijan inicialmente las especies vegetales de la sucesión primaria, es decir, aquellas que por la evolución natural del bosque aparecen primeras y colonizan el terreno creando la base necesaria para que la estructura del ecosistema continúe complejizándose. En la ecorregión del Espinal, algunas de estas especies son Celtis tala, Acacia caven y Geoffraea decorticans.

Geoffraea decorticans

Luego de elegir correctamente las especies nos enfrentamos a otro reto: las reforestaciones en áreas degradadas requieren de un gran número de plantines de especies nativas. En particular en la provincia de Córdoba, donde se encuentra Reserva Natural Monte Alegre, son muy pocos y lejanos los viveros que producen grandes cantidades de estas especies. Eso implica complicaciones logísticas para hacerlas llegar al área de la plantación y también pone en riesgo el éxito de supervivencia de los futuros árboles. Por esta razón, durante 2021 y apoyados por el Global Landscapes Forum, nos planteamos como objetivo construir nuestro propio vivero de especies nativas. Esta tarea tiene dos grandes partes: Primero, la construcción de la estructura de un vivero-invernadero (que creemos estará lista en los próximos meses) donde trabajaremos en la producción y cuidado de más de 3000 plantas.

La segunda parte es la producción de esos plantines. Para eso, inicialmente seleccionamos los árboles semilleros dentro del bosque en la reserva. Existe un gran beneficio en germinar semillas que provienen de la misma área donde serán plantadas: están adaptadas a las condiciones ambientales y permitirá mantener el patrimonio genético y la diversidad del bosque.

Luego de recolectar las semillas se realizan distintos tratamientos pre-germinativos, según las necesidades de cada especie. Una vez que emergen las plántulas, son cuidadas y monitoreadas para aumentar al máximo el éxito del proceso. Las plantas crecerán en el vivero hasta que alcanzan un tamaño que, potencialmente, les permitirá adaptarse a las condiciones de campo una vez plantadas.

Sabemos que los tiempos humanos no son los tiempos de la naturaleza por lo que debemos cultivar nuestra paciencia, pero confiamos que en los próximos años veremos a los hijos de los semilleros de Monte Alegre convertidos en árboles adultos. Mientras tanto, continuaremos aprendiendo y mejorando nuestro conocimiento sobre el fascinante mundo de la restauración.

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