Paisajes sustentables para la fauna silvestre en Tolima, Colombia
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El norte del departamento del Tolima es uno de esos territorios que hacen sentir orgulloso a un colombiano. En especial, el municipio de El Líbano sorprende por su belleza, sus montañas, su biodiversidad, su historia y el encanto de sus habitantes, siempre dispuestos a compartir un momento, conversando junto a un buen café y una garulla [producto de panadería típico de la región].
A lo largo de los últimos siglos, las montañas de El Líbano, donde inicialmente habitaron los indígenas mineimas, han sufrido una fuerte transformación. Hoy, aunque podemos observar fragmentos de bosque nativo y uno que otro matorral, estas montañas están principalmente cubiertas de café y otros cultivos, de los que están aumentando el número de hectáreas (Figura 1). En menor proporción, la minería de oro también se encuentra presente en el territorio.
A finales de la década de los 90, una de las más grandes transformaciones que sufrieron los paisajes cafeteros en Colombia fue la perdida de la sombra. Esta situación se presentó en El Líbano y muchos otros pueblos de los Andes del país.
Para tener cafetales a plena exposición, se talaron los árboles que antes protegían el suelo, aportaban nutrientes al cultivo y ofrecían importantes servicios ecosistémicos. Sin embargo, no existe un estudio científico que evidencie el número de árboles de Guamo, Cámbulo, Cedro, Chachafruto, etc. talados durante esta época, y tampoco conocemos con exactitud los impactos de dicha transformación en los ecosistemas.
La expansión de la frontera agrícola y la pérdida de sombra en los cafetales ha producido una merma de árboles y biodiversidad. Tal es el caso de las especies de aves, cuyas poblaciones han disminuido drásticamente en las últimas décadas. En esta situación se encuentran la Caminera Tolimense (Leptotila conoveri) y el Atlapetes de anteojos (Atlapetes flaviceps), especies endémicas de Colombia, en peligro de extinción (Figura 2).
La información que conocemos sobre estas dos especies es muy limitada; los estudios sobre sus poblaciones son escasos. Estas aves, difíciles de avistar, se encuentran en lugares muy específicos de los Andes de Colombia y se pueden observar entre los 1,200 a 2,400 metros de altura. ¿Qué hacer para recuperar las poblaciones de la Caminera tolimense y el Atlapetes?, ¿de qué especies de plantas se alimentan?, ¿dónde es más frecuente observar individuos de estas especies? y ¿qué podemos hacer en los cultivos de café para ayudar a las aves? En la organización SELVA hemos trabajado desde 2017 para responder a estas preguntas.
La Caminera tolimense y el Atlapetes de anteojos son el corazón de nuestro proyecto. Al estudiarlos nos hemos podido acercar a la comunidad e iniciar acciones de restauración ecológica. Desde enero de 2020, hemos trabajado con 30 fincas de El Líbano, implementado herramientas de manejo del paisaje en 54 hectáreas, fortalecido los viveros comunitarios, plantado 15 000 árboles nativos y ayudado a proteger y expandir los fragmentos de bosque que existen en el territorio.
Con nuestras acciones, queremos contribuir a generar un paisaje más sostenible, donde más fincas vuelvan a ser cafetales bajo sombra y recuperar así los beneficios de los árboles para los cultivos, las aves y la biodiversidad. El programa Restoration Stewards (Guardianes de la Restauración), de la Iniciativa Juventud por los Paisajes (Youth in Landscapes Initiative – YIL) y el Global Landscapes Forum (GLF), es la oportunidad para expandir y fortalecer las acciones de nuestro proyecto. Haber sido seleccionado como Restoration Steward para el ecosistema de montañas me genera una alegría inmensa; espero que el 2022 sea un año lleno de aprendizajes y de muchos árboles para las montañas del norte del Tolima, Colombia.